Anabel Sáiz Ripoll
Mi niña llora que llora,
mi niña está llorando.
Dame mis zapatos pronto
y mi gorra marinera,
la blanca con la estrella.
No demores mi marcha
que la luna va a salir.
Deja de llorar mi niña
que si quieres, te bordaré
un ancla con hilo de plata
en tu gorra marinera;
pero no quiero que te vayas
porque te perderías en la mar.
¿Qué sería de mí, mi niña,
cuando la noche llegara?
¿Qué sería de mí, mi niña,
convertida en sirena salada?