Ana Romero
El tren del adiós
puede ser un hasta luego
un para siempre
un ya vendrá.
El tren del adiós
es espalda que se aleja
cinco lagrimones malparados
y el beso verde del ya jamás.
Sus vagones no te guardan
caramelos
no sientan los posa-risas
se mueven hasta el final
se llevan lo tan querido
y a veces
lo que hace mal.
Pero los trenes del adiós
también tienen sus ventanas
sus salidas
sus retornos cambiavías
sus rieles con un final.
Los retornos van pegados:
¿los comienzos?
Un final.
¿Los finales?
No están hechos.
Con tu grito
y un silbido
el tren puede
regresar.
con tu grito y un silbido
el tren puede regresar