María Rosa Serdio
El viento sur se la lleva
por los senderos del agua.
La nieve llora en silencio
y hace música en la cancha.
Llora el ciprés, llora el sauce
con sus lágimas de nata.
Llora el tejo con su manto
de armiño y de porcelana.
Y los niños juegan, raudos,
porque su nieve se escapa.
Suben y bajan al puerto
de la nieve amontonada.
Viene el carbonero y pica,
picando está ya en la rama
del espino que traerá
nueva nieve a la ventana.
Y llegan los Reyes Magos,
retrasados por su causa,
y los niños de mi clase
buscan gangas de rebajas:
calcetines de colores,
nubes de algodón y plata,
canciones al dos por uno,
y porcentajes que atrapan...
Y miran crecer su cuenta
mientras la nieve se escapa
subiendo en alas del viento,
viento sur, tras la ventana.