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sábado, 29 de enero de 2011

Se puso a llover


Príncipe de los Mirlos


Se puso a llover en el bosque cuando alguien grito: -¡no me mojes! -.
¡Qué mal humor! ¡Qué carácter! Tanta elegancia y ¡qué embarque!
Bajo un llantén, tembloroso, un caracol se cobija
y seca angustiado las gotas de su americana amarilla.
-Este tiempo está revuelto, nadie lo puede entender.
Cuando no llevo paraguas siempre se pone a llover.
¡Estas nubes ya me hartan, nunca se ponen de acuerdo,
que esta americana mengua y de mi abuelo es un recuerdo!


A bolboreta


Antonio García Teijeiro


A bolboreta
debuxa un beixo
con moitas cores
nalgún espello.

Beixo amarelo
de noz e mel,
brinco na brisa,
luz de papel.

A bolboreta
debuxa un beixo
que rouba ó aire
moitos insectos.
Beixo violeta,
vivo lunar,
onda nas nubes,
choiva no mar.

A bolboreta
debuxa un beixo
que cando soa
racha o silencio.

Todo tiene vida


Aurelio González Ovies

Todo tiene vida, el cero y la rana.
Se ríe una tiza,
y llora una goma,
una porque escribe,
otra porque borra.
Todo tiene vida,
sonrisa y palabra.
Y a todo tenemos
que decirle: ¡hola!
¿cómo estás?, ¿qué tal?,
que duermas muy bien,
¡hala..., hasta mañana!
A todos, al lápiz,
a las zapatillas, al libro
de cuentos, al pez, al pijama...
Todos tienen vida,
silla, luna, mesa...,
y todos nos hablan.



Tras el tren


Jorge Luis Peña Reyes

A las tres el tren se irá.
Dejará su trazo lento
atravesando el silencio
que adormece a la ciudad.
El tren a las tres se va,
y trenza en la madrugada
el humo que no se acaba.
Se va con su sed de rieles...
y la gente en los andenes
trasnochadas, tras-no-cha-das.



(C) Jorge Luis Peña Reyes
Voz: María García Esperón
Música: Yanni
MMXI

martes, 25 de enero de 2011

Maquinaria de la vida


Aurelio González Ovies

Mírate por dentro,
asómate un día,
verás qué paisajes
llevamos encima.
Dedica unas horas,
mírate sin prisa,
verás cuántos órganos
en plena armonía.
El corazón siente,
el pulmón respira
y mientras la sangre
transcurre tranquila.
Conócete, observa:
no es nada sencilla
esta maquinaria
que nos da la vida.
Cuídala y escúchala,
porque es gratuita,
y como una flor,
¡ay si se marchita!

domingo, 23 de enero de 2011

Ópera en la charca


Príncipe de los Mirlos


Con trompetas, los narcisos,
anunciaron un gran baile
y de danzas de vilanos
se inundó todo aquel aire.

Se llenó el cielo de velos,
y las ramas de bengalas
y faroles de agujeros
con polillas que asomaban.

Se cubrieron los senderos
con alfombras de oro y gasa
y butacas de hojas verdes
del fulgor de haya sagrada.

El río guardó silencio,
se calzó musgo en sus aguas.
Las arañas y cigarras
también llegaron descalzas.

Fue entonces cuando una sombra
tiñó de púrpura el bosque.
Sonaron violas y tubas
clavicordios y tambores.

Y el Príncipe de los Mirlos,
el señor de aquel paraje,
esparce con su elegancia
reverencias para el baile.

Dentro del bosque


El Príncipe de los Mirlos


He visto una charca
dentro del bosque
con olor a incienso
y juncos de cobre.
He visto mil ranas
con trajes de pana
y sapos cantando
por arte de magia.

Entre ramas y hojarasca,
en un cómodo agujero,
mil púas sueñan serenas,
sueños de otoño e invierno.

Ya bailan las cañas de este roble anciano,
ya bailan sus hojas la danza de antaño.
De liquen su traje, su capa de escarcha,
sombrero y tirantes: ¡canta, mirlo, canta!

(c) El Príncipe de los Mirlos, Alfonso Pascón





Espantapájaros


Jorge Luis Peña Reyes

De lo que dijo el espantapájaros de los trigales del Rey

Yo soy un montón de pajas
que tiene de amigo al viento.
Me quedé solo en la siembra
con el oficio del miedo.
Ojalá mi corazón
fuera vivo en un momento,
pero tengo en su lugar
un vacío que no lleno,
cosas que a nadie le sirven:
Hilos, de antiguos recuerdos.
No espantaré, ya me cansa
este trabajo que tengo.
Voy a volar a las nubes
aunque se rompa mi cuerpo.
Sopla y no tengas temor,
sopla más, amigo viento.
Llévame a donde la brisa
hace un canto del silencio,
donde a las aves les guste
hacer nidos en mi pecho.
Que tal vez en otro mundo
existan nuevos empleos.



viernes, 21 de enero de 2011

Manifestación



Aurelio González Ovies


Se subieron al cielo
con gigantes megáfonos:
¡Quien entienda una guerra,
que levante las manos!
Y sólo un presidente
y un rey refunfuñón
y un obispo reumático
y un fabricante de hambre
y un falso ecologista
y un inventor de marcas
y un coronel jorobo
y un vendedor de lágrimas
y un cazador de cuentos
y un dirigente enano
y el abuelo de un monstruo
levantaron el brazo.
(Bueno..., y unos buitres que iban
con pancartas carnívoras
esparciendo catarros)

Rojo


Aurelio González Ovies


Una selección poética

Yo buscaba el color del corazón,
el color de la sangre, el color de las fresas,
el de las barras de carmín,
el de las manzanas muy maduras,
el de las crestas picudas de los gallos,
el rojo de los gorros de los gnomos,
el rojo rojo de Caperucita,
el de las faldas de las amapolas.

♥♥♥

Necesitaba rojo para sentirme entera,
rojo para plantar geranios en mis sueños,
rojo para el jarabe, para las mermeladas,
para el sabor de los pimientos,
rojo para los coloretes de las pompas
y para echarle a veces a las llamas
y a mis mejillas que siempre se sonrojan.

Rojo,
cuántas veces en rojo te soñaba…

♥♥♥

Uno nunca sabe dónde está el color de su vida,
uno nunca sabe cuánto rojo le espera.
Yo buscaba mi rojo en los claveles,
en las guindas, en los atardeceres,
en las señales de tráfico, en los brezos.

Rojo que fuera de grito,
rojo que no fuera de fábrica,
rojo que no fuera de guerra.

♥♥♥

Buscaba el rojo que se difuminara
con el rojo que tiñe tu belleza,
con el rojo que almuerzan los tomates,
con rojo sarampión, rojo frambuesa.

Y ya ves, a uno nunca sucede nada seguro,
yo buscaba y buscaba
y tú… rojo, mi rojo,
sobre la roja carne de una simple cereza.


Mariola


La Ratita Mariola
ya no es la misma,
ya no teje poemas...
y olvidó a su pandilla...
ya no quiere ni entrar
en queserías,
ni meterse en las bolsas
de peladillas.
Dice que tiene amigos
en internet,
y que habla a todas horas
y no sabe con quién.
El caso es que nos miente
o se ha vuelto tarumba,
porque de noche está
más sola que la una.
Qué más da que le digan:
¡¡¡¡ holaaaa Mariolaaaa,
muchos besos y abrazos
desde Colombia!!!!
Y sigue ensimismada -habla que habla-
con ratón, con teclado,
pero nadie la mima
ni está a su lado.
Ya se lo repetimos:
¡venga, Mariola...!,
vuelve con tus amigos,
que estás muy sola...
Siempre se lo decimos:
¡Anda, Mariola!
olvida la pantalla,
suelta el ratón,
deja esas sombras.
Vuelve a juntarte
con las ratonas.

miércoles, 19 de enero de 2011

Siesta de gatos


Príncipe de los Mirlos


Tardes en calma,
siesta de gatos
sobre cojines
de musgo blando.
Tardes serenas,
se está nublando,
caen cuatro gotas,
corren los gatos.


domingo, 16 de enero de 2011

Dentro del bosque


Príncipe de los Mirlos

He visto una charca
dentro del bosque 

con olor a incienso
y juncos de cobre.
He visto mil ranas
con trajes de pana
y sapos cantando
por arte de magia.

Entre ramas y hojarasca,
en un cómodo agujero,
mil púas sueñan serenas,
sueños de otoño e invierno.

Ya bailan las cañas de este roble anciano,
ya bailan sus hojas la danza de antaño.
De liquen su traje, su capa de escarcha,
sombrero y tirantes: ¡canta, mirlo, canta!

La luna se esconde, en la voz de Alejandra Moglia


Antonio García Teijeiro

Se esconde la luna
detrás de las casas.
¡Qué casas tan grises!
¡Qué luna tan blanca!

No hay luz en la calle
ni viento
en la plaza.
La luna se esconde.
La brisa se apaga.
Y sueñan las nubes
con risas de plata.
El cielo está serio.
La luna no canta.
La lluvia pregunta.
Las aves se callan.
Ya nadie sonríe.
La luna se alarga.
¡Qué muros tan tristes!
¡Qué viejos fantasmas!
Se esconde la luna
detrás de las casas.

sábado, 15 de enero de 2011

La luna se esconde, en la voz de Asunción Carracedo


Antonio García Teijeiro


Se esconde la luna
detrás de las casas.
¡Qué casas tan grises!
¡Qué luna tan blanca!

No hay luz en la calle
ni viento
en la plaza.
La luna se esconde.
La brisa se apaga.
Y sueñan las nubes
con risas de plata.
El cielo está serio.
La luna no canta.
La lluvia pregunta.
Las aves se callan.
Ya nadie sonríe.
La luna se alarga.
¡Qué muros tan tristes!
¡Qué viejos fantasmas!
Se esconde la luna
detrás de las casas.


C) Antonio García Teijeiro
Voz: Asunción Carracedo Gómez
Enya. Shepperd Moons
Imagen inicio: Bett Ilustraciones
Fotografías: Asunción Carracedo
MMXI


viernes, 14 de enero de 2011

Calendario


Aurelio González Ovies

Había una semana
que no tenía días,
pues todas las horas
le salían vacías.
Y un mes sin semanas
y un año sin meses,
total ¿para qué?,
¿para lo de siempre?
¿Para ser un número,
para ser un viernes,
para ser de noche,
o no estar alegre?
No sé, yo lo entiendo
¿y tú qué prefieres,
ser un siglo inútil
o un bello repente?
¿Merece la pena
o no la merece?
Piénsalo y me dices
lo que te parece.


La luna se esconde


Antonio García Teijeiro

Se esconde la luna
detrás de las casas.
¡Qué casas tan grises!
¡Qué luna tan blanca!

No hay luz en la calle
ni viento
en la plaza.
La luna se esconde.
La brisa se apaga.
Y sueñan las nubes
con risas de plata.
El cielo está serio.
La luna no canta.
La lluvia pregunta.
Las aves se callan.
Ya nadie sonríe.
La luna se alarga.
¡Qué muros tan tristes!
¡Qué viejos fantasmas!
Se esconde la luna
detrás de las casas.



Entretelas


Príncipe de los Mirlos

Con agujas y un dedal
cose, cose Inés-Araña,
calcetines y un blusón
y unos guantes de montaña.

-¡Buenos día, tejedora!
¡Qué fresca está la mañana!
¿Cuánto valen?- preguntó
otra entrometida araña.

-Te regalo cada cosa,
¿te parece que son caras?

-Me pareces confundida.
Todo esto sí me extraña.
¿Cómo es que tengas tiempo
a coser esta maraña?
¿Dónde está? Que yo la vea.
¡Muéstrame tu telaraña!

-Amiga, con tanta labor
el tiempo pasa que espanta.
Te regalo mi trabajo
¿y por eso me regañas?
Uno nace como nace,
yo lo hice entre unas lanas.
Mi madre cosía prendas
para las larvas descalzas.
Soy feliz vistiendo orugas,
cosiendo sábanas blancas.
¿Por qué voy a entretenerme
como tú que a todos dañas?

Y feliz Inés-Araña
se quedó más grande que ancha.
Repasa, tricota y canta
y limpia mantiene su alma.


martes, 11 de enero de 2011

Cabalo branco


Antonio García Teijeiro


Cuns saltos moi elegantes
un cabalo branco branco
galopa polos teus ollos
mentres te atopas chorando.

E nas bágoas que verques
un cabalo branco branco
vai convertendo en escuma
cada un dos teus recantos.

E galopa que galopa
mollado o cabalo branco
desde os teus ollos marróns
ó meu rostro vai chegando.

No teu corazón de nena
que trae o cabalo branco
deixo caer dous biquiños
para apagar tanto pranto.

Co seu galope lixeiro
un cabalo branco branco
deixoute cabo de min
e esvaeceu galopando.

lunes, 10 de enero de 2011

La nube más libre




María Rosa Serdio

A María Elena Walsh, poeta

Yo no sé dónde se compran
los billetes de viajar muy lento
pero sé que, ahora mismo,
en lugar secreto de mi habitación,
sobrevuelan, extensas, ligeras,
las tantas tardes que pasé soñando,
al venir de la escuela,
jugando y cantando a todo pulmón.

Soñaba el regreso para escuchar
Su voz de membrillo y jacarandá,
Sus ocurrencias locas
que me hicieron volar por la orilla
del para mí, entonces, tan lejano mar.
Fueron tantas tardes
tan de risa y gozo que
aún ahora,
mayor como soy,
si palpo el bolsillo derecho,
guardo aún un trozo de chocolate,
en el de mi baby de cuadritos
y una lágrima verdadera
cae ahora sobre mi teclado
triste del día de hoy.

De verdad, Mª Elena,
¡Una no se va así
Sin haber acabado
juntas la merienda!


domingo, 9 de enero de 2011

El sapito




Príncipe de los Mirlos

Un sapito mañanero,
con sombrero y anteojos,
canta alegre y lisonjero
a la orilla de un arroyo.

Lo vigila muy de cerca
un airado zapatero,
que no tarda el cascarrabias
en lanzarle un improperio.

-Óigame, Señor Sapito,
¿por qué ocupa usted mi entorno?
No hay más charcas en el mundo,
ni regueros ni más sotos?

-Perdone si le molesto-
respondió el sapo en buen tono -
pero nadie me había dicho
que era suyo este trono.

-Soy el rey de los zapatos,
el mayor de este contorno.
¿Qué me das si te permito
quedarte siempre en mi arroyo?

No poseo más que el cielo,
la lluvia fresca y el viento,
¿qué le podría dar yo a usted
si de todo esto es el dueño?

Y le dijo el zapatero
con un tono muy distinto:
-sigue cantando muy cerca,
alegrándome, sapito,
que nunca una voz como ésta
había escuchado mi oído.

Ha amanecido entre juncos,
la mañana ya clarea,
el zapatero despierta
y el sapito canturrea.


La vida


Aurelio González Ovies

La vida es tan fácil
como una suma,
multiplícala tú,
que sólo hay una.
El mundo es, a veces,
algo tacaño;
réstale tú todo
lo que te haga daño.
La vida prefiere
que no dividas
aquello que sientas
de lo que digas.

sábado, 8 de enero de 2011

Piratas




Príncipe de los Mirlos

Cuentan que un mirlo atrevido
surcó los confines del bosque,
llegó a un mar extraño y prohibido
de tesoros y galeones.

Entonó orgulloso su canto
y esparció mejunje de plata
y encantó con danzas y bailes
a necios de un barco pirata.

Se colgó en un mástil de fresno,
extendió sus velas de organza
y pintó de azules el barco
y de añiles tanta distancia.

Cambió el rumbo al infinito
por la ruta hacia su casa,
a su bosque y a su charca,
a su luna entera y blanca.

Y a la gente de aquel barco,
los piratas con casaca,
los pintó con acuarelas
del color verde de su alma.

Y a aquel barco tenebroso,
con su calavera negra,
le colgó cientos de orugas
y ramas de madreselvas,
para que su olor llenara
cada tronco, cada senda.

Ya está el mirlo en su ventana,
y ya entona sus poemas,
y con ilusión contempla
de aquel bosque su grandeza.

viernes, 7 de enero de 2011

Coplilla


Aurelio González Ovies



Enterré a mi periquito

debajo de un limonero

y ahora nacen los limones

con lunares azul cielo.

El jilguero y la calandria



María Alicia Esain


Les quiero contar la historia
de un jilguerito cantor
que tocaba la guitarra
y era muy buen payador.
Él estaba enamorado
de una calandria mimosa
que cantaba dulcemente
en la rama de una rosa.
Juntos volaban ligero,
juntos juntaban bichitos
y alegraban con sus trinos
a papas y rabanitos.
Un día los asustó
un gatazo grande y fiero
que dando fuertes maullidos
los miraba desde el suelo.
Del miedo se le cayó
al jilguero la guitarra
justo cuando iban a actuar
porque esa noche había farra.
Cuando la pobre calandria
pensó: "¡El gato me agarra! "
llegó un perro vigilante
que al gato sacó corriendo
sin perder un solo instante.
Le devolvió el instrumento
al pajarito cantor
y a la bonita calandria
la adornó con una flor.
Volando muy apurados
para la fiesta se fueron
y allá cantaron tan bien
que todos los aplaudieron.


jueves, 6 de enero de 2011

Amoriquitos


Aurelio González Ovies

-Periquita, quita el pico,
estás todo el día picando.
-Periquito, es que te quiero,
por eso te pico tanto.
Paquita la periquita
picotea el pico a Paco,
y a Paco lo pone loco
Paquita picoteando.
Pero el amor tiene pico,
el amor es como un pájaro.
Le gusta volar, ser libre
y enferma si lo enjaulamos.

Canción del lápiz pequeño



Príncipe de los Mirlos
Un lápiz pequeño
no es un lápiz viejo.
no lo tires nunca,
es un libro abierto.

Con él has escrito
montones de cuentos,
sílabas y tildes,
estrofas y versos.

Cientos de postales,
tus primeros verbos,
y negros tachones
que guardas muy dentro.

Un lápiz pequeño
sin rayas ni estrellas,
sin goma ni adornos
y hasta sin banderas
debes colocarlo
en su propio reino
y hacerle un gran trono
dentro del colegio.



Noche de Reyes


Aurelio González Ovies


Ojalá los Reyes te hayan traído
todos los ingredientes para el cariño,
y que en las tardes largas de los domingos
amases ilusiones a tus amigos.
Ojalá hayan dejado risa y semillas
y nazcan carcajadas de margaritas.
Ojalá los camellos, tira que tira,
hayan llenado el aire de fantasía
y a partir de mañana, día tras día,
en el frío del mundo no haya rendijas.

martes, 4 de enero de 2011

La alondra se esconde



Antonio García Teijeiro

La alondra se esconde
del árbol aquel,
un árbol dorado
con hojas de miel.

¿Y por qué se esconde
del árbol aquel,
si ofrece al que pasa
sus hojas de miel?

Porque no se cree,
mi niña Isabel,
que un árbol dé hojas
tan bellas, de miel.

La alondra sostiene,
mi niña Isabel,
que el árbol la engaña
y que es de papel.

La alondra se aleja
del árbol aquel
y quiere que el viento
la lleve con él.


(C) Antonio García Teijeiro
Versos con alas
Voz. María García Esperón
Música: Yanni
MMXI

Canción de cuna, de Carlos Ordenes Pincheira




Duérmete, mi niño,
sueña con el mar,
caballos de espuma
van a galopar…

La luna en el agua
se puso a danzar,
un duende de plata
se pone a cantar.

Va silbando el viento
en dulce volar,
y una madre linda
te vendrá a besar…

Duérmete, precioso,
al compás del mar,
mañana en la arena
vamos a jugar…

La noche serena
ya quiere nadar,
y si no te duermes
se pondrá a llorar.

Para que la luna
se pueda alegrar,
duerma mi tesoro
y ponte a soñar…

© Carlos Ordenes Pincheira

Del libro del autor: Piedrecitas de colores

lunes, 3 de enero de 2011

El palomo y la paloma



Príncipe de los Mirlos

Hay escarcha entre las ramas
cuando llega enero el frío
y el palomo y la paloma
juntos contemplan su nido.

Son recuerdos de otro tiempo
de primaveras con alas,
de amores hechos polluelos,
de ramas entrelazadas.

De veranos a la fresca,
de mañanas ocupadas
de arrullos, vuelos y danzas,
de una vida enamorada.

Y ha llegado el frío enero,
las ramas llenas de escarcha.
La paloma acurrucada
mientras el palomo canta.

domingo, 2 de enero de 2011

Con la abuela Carolina


Príncipe de los Mirlos

En las tardes de diciembre
junto al fuego, en la cocina,
todos juntos se entretienen
con la abuela Carolina.
Ella amasa mil recetas
de dulce aroma a rosquillas
que su abuela le enseñó
cuando sólo era una niña.
Mientras tanto cuenta historias,
toda ella llena de harina,
de tristes guerras, amargas,
que ella, con penas, olvida.
Y de un salto la rodeo
y ella ríe y se arrodilla
y con luz en su mirada
me da un beso en la mejilla.
Pasa rápido el invierno,
diciembre viaja deprisa,
mi abuela llena las tardes
con su olor a manzanilla.