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martes, 27 de julio de 2010

Volver a ser niño


Asunción Carracedo
A Manuel Blanco Cortés

“De boca en boca,
de mano en mano,
de flor en flor”

Para volver a ser niño,
sólo basta recordar…

Año tras año, las hojas del otoño
amarilleando el calendario,
las carreras de triciclos,
el colegio, los amigos
y
el último recreo.

A lo lejos quedan trazados
los senderos del verano
a la sombra de un invierno
en la casa de los abuelos.

Salpicados los días lluviosos
de Domingos y festivos.
Al pie del camino,
los gestos heredados
y los ecos
de las interminables tardes de juegos.

De boca en boca…
en silencio o a gritos,
los secretos compartidos
entre cuentos
y
libros polvorientos.

De mano en mano…
un montón de detalles
aguardando en los cajones.
Rondas, bailes
y
canciones populares
con todas sus noches
y algunos soles.
Y, también,
como no,
las meriendas, a carreras, en el parque.

De flor en flor…
tú a mí,
yo a ti,
jugando al escondite
a través del espejo,
lo igual es lo contrario
en sus miles de variantes.

En la boca…
las sonrisas, siempre, sin prisas.

En las manos…
las cosas sencillas,
y
los miedos contenidos
en unos bolsillos vacíos.

En la flor…
los sueños grabados
en las alforjas de la memoria.

De boca en boca,
de mano en mano,
de flor en flor.

Volver a ser niño…
un hola
y
este adiós.

Gus



Aurelio González Ovies


Ay, Gusana qué sola
se sintió bien temprano,
al ver vacío el hueco
de su Gusano.
En la misma manzana
cincuenta años...
cincuenta años durmiendo,
cincuenta paseando.
Juntos toda la vida,
Gusana con Gusano,
juntos a las lechugas,
juntos a higos pasos.
Ay, Gusana, qué pena
cuando estira los brazos
y no toca la barriga
de su Gusano.
Cincuenta años queriéndose,
cincuenta años casados,
cincuenta años, cincuenta,
hasta que se jubilaron.
Y ahora que iban a ir
de vacaciones a un plátano,
a un agujero nuevo
a orillas del verano...
¡A Gusano lo pisa
la pata de un caballo!
Ay, Gusana qué largos
se te hacen los sábados.
Gusano te diría:
¡Levántame ese ánimo!

viernes, 23 de julio de 2010

Nana para Luna


Francisco Álvarez Velasco

En las nubes el viento,
en los montes la lluvia,
en la noche la sombra,
en tu cara la luna.

Duérmete, ea,
que ya se calla el viento
para que duermas.

De la peña al arroyo
--culebrilla de plata-,
del arroyo los juncos,
del arroyo las ranas.

Al arroyo la luna.
Entre las piedras claras
y los peces oscuros,
las moneditas blancas.

Duérmete, ea,
que las ranas se callan
para que duermas.

Del arroyo al molino,
molinera del alma,
con los trigos morenos,
las harinas más blancas.

En el horno la leña
se abre en flores de fuego.
En la artesa la harina
es un monte creciendo.

Duérmete, ea,
que las llamas se callan
para que duermas.

Duérmete, Luna, duerme,
que cuando llegue el alba
en la mesa te espera
una hogacita blanca.

lunes, 19 de julio de 2010

El sueño es un tren de hechizo


Jorge Luis Peña Reyes

El sueño es un tren de hechizo
que me viene a visitar.
Lo subo sin despertar
y a nadie pido permiso.
Un tren que sin dar aviso
me convierte en trotamundo.
En un eterno segundo
voy y regreso del viaje
es un vuelo sin pasaje
a los rincones del mundo.

Díptico


Jorge Luis Peña Reyes

Los muros

Tienen los muros
un raro oficio.
Lo aíslan todo,
imponen jucio
entre lo malo
y el beneficio.
Los muros tienen
un triste vicio.
Se creen muy fuertes
errado juicio.
Las aguas rompen
su maleficio,
las aves burlan
el precipicio
que imponen ellos.
!Qué desperdicio!
Los hombres muros
son un suplicio,
tienen banderas
que no codicio.
Por qué las guerras,
porqué los juicios,
por qué las guerras .

(Vaya al inicio)

Los puentes

Sólo los puentes
son muros nobles
brazos tendidos
entre los hombres.
Sobre ellos pasan
risas y amores.
Minutos años,
lunas y soles.
Muros testigos
de los adioses
de quienes parten
al sur o al norte.
Ellos perduran
más que los hombres
Solos y fijos
fuertes y nobles.

sábado, 10 de julio de 2010

No tengas pena



Aurelio González Ovies


Una gatita mía
ya tiene pena
antes que bigotitos
y antes que orejas.
Gatita, si algo te duele
no le hagas caso,
para el dolor hay hierbas
que son payaso.
Gatita, eres muy joven
para estar triste,
la tristeza es más ancha
que una gripe.
Venga, gatita, anímate,
abre los ojos,
que hace día precioso
para ir de topos.
Venga, gatita mía,
que eres pequeña,
para estar enroscada
entre la pena.
Ay, mi gatita,
anímate, que todo pasa,
te prometo encontrar
dos musarañas.

jueves, 8 de julio de 2010

Para tu hada del siempre


Aurelio González Ovies


Para tu hada del siempre,
por si quiere un veraneo
por las tierras asturianas
muy al ladito de Oviedo.
El Castillo de Las Caldas,
otros dicen de Priorio,
a tu hada qué le importa
qué sea un nombre o sea otro...
Aquí podrá descansar,
tejer sueños a la sombra,
o cocinar historietas
o sacudir las alfombras...
Tiene torres, arboleda,
muros altos y un jardín
y bodegas, pasadizos
y oscurísimas mazmorras....

miércoles, 7 de julio de 2010

Pan de luna


María Rosa Serdio


Una tarde mi madre
me contó que, de chica,
se comía los cuernos
de la luna.

Entonces yo pensé
que la historia
había de tener,
en secreto, su miga.

Luego me dijo que,
por no tener ya dientes,
la bisabuela María
cortaba el pan con
enlunada maestría
dejando la corteza
hueca y vacía.

Cuando iban de visita
a la casa de arriba,
El bisabuelo Miguel decía
con su voz cantarina:

-Dales unas cortezas
a las niñas, María.

Entonces, de la luna de pan,
las dos nietas pequeñas
recibían su golosina.

Hoy la luna es un sueño
de infancia contenida
porque todos los niños
tienen pan cada día.

sábado, 3 de julio de 2010

Soledad


Aurelio González Ovies


La soledad es algo
que tiene cura;
y se quita más fácil
que la pintura.
Si están solos los árboles,
mueven los brazos,
y enseguida se posan
cientos de pájaros.
Si están solos los ríos,
van a la fuente,
y enseguida se bañan
en la corriente.
Si están solos los campos,
telefonean a mayo,
y grillos a montones
vienen pitando.
Yo nunca estaré solo
porque soy listo,
y quiero a mi familia
y a mis amigos.

Era un viejo barco


María García Esperón

Era un viejo barco
hijo de la mar
con las velas rotas,
cansado el remar.

A su vieja orilla
quiso regresar
y le dijo al viento
si podía soplar.

-Con tus velas rotas,
cansado el remar,
a tu vieja orilla
no podrás llegar.

El barco cojeando
se acercó a la mar
y en sus olas blancas
se puso a llorar.

La mar, que es su madre,
le cantó un cantar,
le cosió las velas
le ayudó a remar.

Y a su vieja orilla
el barco llegó
y con este verso
el cuento acabó.

jueves, 1 de julio de 2010

Rebeca, nombre de seis letras


Asunción Carracedo


Rebeca sonríe, ríe
y
escribe su nombre
en los renglones del aire.

Seis letras, seis,
todas mayúsculas
todas vestidas de fiesta.
Seis letras trazadas
con mano diestra.

Rebeca pinta
cuatro estrellas
y
una mariposa
GRANDE-GRANDE
y
de colores...

Siete, o tal vez, sean diez
los colores
que revolotean, juegan
y se deslizan por las paredes
de la biblioteca.


Rebeca pinta
y a cada pincelada
le brilla la mirada,
los ojos, la boca
Y
tooooda la cara.

Se nota que tiene
alegre el ALMA
y
le suenan las manos
a cascabeles
y
a rumor de aguas
que discurren
por el río de la infancia.

Rebeca sonríe,
siempre ríe.
Dulce melodía,
y
vaiven agitado
en un columpio de papel.

Rebeca me mira
y
al mirarla yo,
con un pícaro guiño
en un susurro
casi un silencio,
me cuenta un secreto:

“Dice que tiene extraños poderes
y
todo lo que mira y toca
se transforma.”

La mariposa
en la hoja pintada,
GRANDE-GRANDE
y de colores,
del papel se escapa.

Libre ya de ataduras
y tinta,
alza el vuelo
y prende el aire
de SUEÑOS
en los ojos abiertos
de una tarde perfuma
de primavera
en la capital leonesa.