Aurelio González Ovies
Cuando en otoño caen frutos y hojas,
recorremos los árboles colgando estrofas.
Y como algunos árboles nunca las pierden
ésos son los que llaman de hoja perenne.
Otros en cambio siempre las pierden todas
porque caducan pronto y se deshojan.
A los acebos les va como al dedillo
un villancico alegre con estribillo.
Pero a los pinos verdes y a los abetos
los adornapiñamos con un soneto.
Y a los altos castaños llenos de erizos
les damos castañuelas de endecasílabos.