LA LUNA DE DOS MANERAS
Mientras espero la luna
abuelo siempre me cuenta:
La luna de dos maneras
Cuando la tierra era chica
y la luna era doncella
y la luna era doncella
la segunda se cansaba
de acompañar las estrellas;
siempre tan fría, tan sola,
siempre tan fría, tan sola,
siempre alejada y ajena
de todo cuanto ocurría
acá lejos, en la tierra.
de todo cuanto ocurría
acá lejos, en la tierra.
Cada una por su rumbo
giraba como las ruedas,
perdidas en el espacio
sin saludarse siquiera.
Reconciliación
En una noche de eclipse
con la galaxia de fiesta
después de pocas palabras
En una noche de eclipse
con la galaxia de fiesta
después de pocas palabras
se escucharon confidencias
-Perdón,
-No importa,
-Te quiero
y se abrazaron serenas
como si allá en el principio
el mismo abuelo meciera
en un enorme sillón
a estas dos niñas traviesas.
Al final, dijeron ambas:
somos un dúo de reinas:
hagamos trato las dos
e intercambiemos riquezas...
Regalos
Y quedaron amistadas
prima luna y prima tierra:
La tierra entonces lució
una larga primavera
colmada de luz, de velos,
de pájaros y de perlas.
La luna quiso llevarse
un ramo de flores nuevas
y a cambio de su relumbre
Tierra brindó una parcela
con las flores que su prima
insistente le pidiera.
Lo que nadie imaginó
— para colmo de sorpresa —
fue que al fondo de la loma
dos ratones existieran
durmiendo plácidamente
en su cálida caverna.
Despertaron en el cosmos
y al salir de su trinchera
¡qué raro estaba el paisaje!,
repleto de luces sueltas
que escapadas como peces
cruzaban la mar inmensa.
Dos ratones en lo alto
jugaban a ser planetas.
Dos ratones en la luna
(¿en la luna de Valencia?)
A la hora del almuerzo
y ya con hambre de fieras
salieron de recorrido,
y no encontraron ni piedras.
Coincidieron en comerse
las pocas flores violetas
que lucían en el techo
de su cálida vivienda.
Cuando todo lo comieron
les supo amarga la arena
y empezaron los mordiscos
los insultos y la guerra.
Y las hambres continuaron,
y añoraban las despensas...
Convenio
Luego de mucho pensar
entregáronse a la siembra,
(se hicieron vegetarianos)
y plantaron flores frescas
con las escasas semillas
que tenían de reservas.
Quedó la luna partida
en dos porciones gemelas
y en cada mitad de luna
una patria, una bandera,
dos farolillos dispersos,
cuatro angustiadas orejas.
El centinela
Acá en la tierra vivía
un gato que era poeta
y encima de los tejados
soñaba con las estrellas:
esos buenos pececillos
de parpadeantes aletas.
Pero la luna, ¡la luna
era su pasión primera!
Tan intrigado quedaba
al ver su cara incompleta
que mil preguntas tenía
sin una sola respuesta.
¿Por qué vuelve tan delgada?
¿Por qué no está como era,
si en las noches parecía
una encendida moneda?
Indiferencia
Mas a los gatos vecinos
les dio lo mismo que fuera
una uña en el espacio,
o una blanca panetela...
¿Para qué sirve la luna
si la noche siempre llega?
— le decían— y el minino
se moría de tristeza.
El plan
Mas el gato era romántico
y se buscó una escalera,
una novia, un telescopio
y se plantó en la azotea
del edificio más alto
del que noticias tuviera.
Allí armó su observatorio,
allí besó a su princesa...
Y nacieron luces, puentes
del beso hasta las estrellas.
En la silla de la noche
En la silla de la noche
se sentó la luna quieta,
con sus atuendos de oro
y la mirada de seda
El encuentro
Cuando llegaron, por poco
surge la segunda guerra;
entre los gatos románticos
y los ratones que eran
los primeros pobladores
de aquella lámpara inmensa.
Los gatos se pertrecharon
de mil o dos mil poemas,
mas los ratones huidizos
no presentaron defensa;
con sus patas excavaron
millón y medio de cuevas.
Levantaron tanto polvo
en su incansable carrera
que nadie más vio la luna
por una semana entera.
De los cielos se colgaba
una gran pelota hueca,
una pálida burbuja,
una fruta macilenta.
La gente temía mucho
a causa de las mareas
y en el mundo las noticias
eran lamentos y penas.
Paz
Pero un día los rivales
resolvieron una tregua:
Moribundos y transidos
se sentaron a la mesa.
Nada ofrecieron los gatos
más que un plato de poemas
y los ratones, semillas
tallos y lechugas frescas.
Hubo diálogo de paz:
Canto, risa, brindis, fiesta.
Desde entonces viven juntos.
(de vez en cuando pelean,
pero todo se termina
alrededor de la cena)
Por eso
Lejos parece la luna
un queso lleno de huellas
y a causa de los ratones
los mininos se desvelan.
De madrugada los perros
aúllan, pues les molesta
que los gatos de la luna
canten aún sus poemas.
Puedes llegar a la luna
al menos, de dos maneras:
Con un telescopio enorme
de los que usa la ciencia
y con un beso de amor
bajo la noche más negra.
Esto me cuenta el abuelo
mientras la luna no llega.
texto: Jorge Luis Peña Reyes (Cuba)
voz: Asuncion Carracedo Gómez (España)
música: R. Schumann (Escenas del bosque, Op.82 y Escenas de niños, Op.15 - Caludio Arrau al piano)
imágenes: tomadas de internet.
realización : "Amigos de papel". A.C.G. 2011