María García Esperón
Era un viejo barco
hijo de la mar
con las velas rotas,
cansado el remar.
A su vieja orilla
quiso regresar
y le dijo al viento
si podía soplar.
-Con tus velas rotas,
cansado el remar,
a tu vieja orilla
no podrás llegar.
El barco cojeando
se acercó a la mar
y en sus olas blancas
se puso a llorar.
La mar, que es su madre,
le cantó un cantar,
le cosió las velas
le ayudó a remar.
Y a su vieja orilla
el barco llegó
y con este verso
el cuento acabó.